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martes, 26 de abril de 2011

ELOY BOSCHI

ELOY BOSCHI (1928-2000)



DETALLE MURAL 2DO PISO EDIFICIO SEDE DE LA ADM.NAL DE PUERTOS DEL URUGUAY


DETALLE MURAL 2DO PISO EDIFICIO SEDE DE LA ADM.NAL DE PUERTOS DEL URUGUAY.


DETALLE MURAL 2DO PISO EDIFICIO SEDE DE LA ADM.NAL DE PUERTOS DEL URUGUAY


DETALLE MURAL 2DO PISO EDIFICIO SEDE DE LA ADM.NAL DE PUERTOS DEL URUGUAY


DETALLE MURAL 2DO PISO EDIFICIO SEDE DE LA ADM.NAL DE PUERTOS DEL URUGUAY



DETALLE MURAL 3ER PISO EDIFICIO SEDE DE LA ADM.NAL. DE PUERTOS URUGUAY


DETALLE MURAL 3ER PISO EDIFICIO SEDE DE LA ADM.NAL. DE PUERTOS URUGUAY


DETALLE MURAL (PESIMAMENTE CONSERVADO Y POSIBLEMENTE DESTRUIDO) EDIFICIO ADUANA NUEVA MONTEVIDEO URUGUAY

ELOY BOSCHI:

Nacido en Salto el 6 de marzo de 1928, todavía era niño cuando vino a Montevideo con su familia. En la capital se apasionó por la pintura, un vínculo artístico que potenció tras el ingreso a la Escuela de Bellas Artes, donde fue alumno de Miguel Ángel Pareja, Felipe Seade y Ricardo Aguerre. Por ese tiempo realizaba afiches publicitarios, mientras recubría paredes de edificios con mosaicos que le permitían concebir las más diversas formas y colores. Con un vecino escultor, de apellido Corujo, aprendió los primeros conceptos de repujado en cobre. “Se pasaron juntos toda una mañana, hasta que Eloy vino a casa con algo hecho”, evoca la artista plástica dedicada al óleo, con exposiciones colectivas en Nueva Helvecia, la ciudad donde reside.
En 1952 ingresó a la ANP como administrativo, una tarea que cumplía sin mayor apasionamiento, hasta que alguien le propuso realizar escudos en cobre para ornamentar todas las plantas del edificio. Su trabajo llamó la atención a los docentes de Bellas Artes, que recomendaron su envío a Europa, con dos becas del Ministerio de Educación y Cultura y apoyo portuario. La primera fue al Instituto Hispánico de Cultura, con sede en Madrid, para aprender técnicas de restauración, y la segunda fue a la Escuela Estatal de Artes de Florencia, donde estudió Didáctica plástica y se perfeccionó en cobre y esmalte. De regreso dejó para siempre la tarea de oficina, para ser el “pintor del puerto”, tal como le llamaban sus compañeros.
“Jamás dejó de repujar el cobre, porque su mayor satisfacción era arrancarle imágenes a planchas gruesas, rústicas, que parecían de desecho”, asegura Hilda. Una técnica que le exigía destreza y fuerza para manejar la fragua y el martillo, tanto en el puerto de Montevideo como en su taller de Solymar. También realizaba trabajos de revestimiento artístico de estufas, con clientes en la Costa de Oro, y repujaba el cuero que combinaba con metales y piedras del país: ágatas, amatistas. “Amaba la orfebrería, que aprendió en la Escuela de Artes Aplicadas, y le encantaba realizar alhajitas en oro y plata. El regalo de mi vida fue un collar con una lágrima colgante de cinco centímetros, en lapilázul.” Hilda se refiere a una exótica gema azulada, muy difícil de lapidar, buscada con admiración por los joyeros desde la antigüedad.
En la década de 1970 realizó un curso de Museística con Huáscar Toscano, en la Intendencia de Montevideo, y con esa formación bocetó un espacio diseñado para preservar bienes de la cultura marítima y portuaria. Cuando culminó el tríptico de la Aduana Nueva, comprendió que ese era el mejor sitio, y desde entonces se dedicó a promoverlo con tesón, pero sin éxito. “La dictadura relegó mi proyecto, que tampoco fue tomado en cuenta luego de la recuperación democrática, y la Ley de Puertos me quitó las últimas esperanzas”, confesaba el artista.
El muralista se jubiló en 1990 como restaurador y creador de obras que describen el contenido social del trabajo portuario. Uno de sus amigos más cercanos fue el capitán Enrique Medina, fundador del Museo Marítimo de Malvín. “Ambos soñaban con un centro cultural que le contara a los uruguayos que viven en un país creado por el mar”, dice Hilda Giacometti, con acento nostálgico. Eloy Boschi murió el 29 de octubre de 2000.(TEXTO ARMANDO OLVEIRA)


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